domingo, 7 de mayo de 2017

LA VERDAD COMO CONCEPTO DE LA TRANSCENDENCIA

 

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La Verdad Absoluta es la única Verdad posible; siempre  que, la misma, se circunscriba en el estricto ámbito de lo transcendente. Es decir: la Verdad no puede ser “certificada” por un sujeto (ente pensante) copartícipe del hecho pretendidamente veraz. Tal supuesto suceso es un “constructo” que la invalida. Las PERSONAS somos (re)creadores de mundos ficticios i/o aparentemente “verdaderos”, por lo que "nuestra" Verdad será indubitadamente subjetiva y marcadamente poco veraz. Los seres humanos, fruto de nuestra propia naturaleza (instintiva, intuitiva, intelectiva y, sobre todo, sensitiva), somos "dueños" de medias verdades, ensoñaciones, censuras, mentiras piadosas y de perfectas falsedades. Esta “verdad” se podría catalogar como una “verdad” relativa, o subjetiva, y, por ende, aparente o falsa. No tiene porque serla pero su propio origen, posiblemente, la invalida.

En cambio, todo acontecimiento (o hecho) producido al margen (de la palabra) de la PERSONA será Verdad. Toda obra (de arte, arquitectónica, literaria,…etc.) es verdadera. La Tierra gira, invariablemente, alrededor del Sol; es un acontecimiento cósmico veraz. No hay incertidumbre y cualquier tipo de duda (científica) no es posible. Por lo que el suceso acaecido es una Verdad Absoluta y, efectivamente, transcendente.

Todo lo que transciende es verdadero. Todo aquello que surge de lo más oculto, o íntimo, es la Verdad misma al ser una emanación de la propia Realidad. Y lo mismo sucede en la PERSONA, cuando algo brota desde lo más profundo de su ser. La mismísima Filosofía es la Verdad encarnada, porque es la búsqueda permanente del Saber. El conocimiento siempre será verdadero pues es la propia Verdad. Cuando alcanzamos, desde nuestro interior más profundo, a desarrollar el Ser estamos, a su vez, transcendiendo. Por lo que la interiorización y la transcendencia son dos manifestaciones de una misma Realidad.

Todo se desdobla desde la unidad; siendo la única, y exclusiva, Realidad posible. El mundo es Verdad, la vida es Verdad y todo hecho que esté aconteciendo es Verdad. No, lo  que se cuenta sobre el mismo hecho, sino el hecho en sí mismo. Todo lo que sucede, en ese preciso momento es Verdad. Ni antes ni después. Solo el momento es Verdad. Luego, la Verdad es Eterna. No muta; no se altera; el tiempo no pasa por ella. El Todo es Verdad. El Todo es la Unidad: solo se puede dar un Todo y, éste, será la Unidad.


Lo que se dice, o se diga, puede ser falso; lo que se hace, o suceda, invariablemente, será verdadero



Santiago Peña


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